Dios nos llama

Estudio Bíblico La Biblia

La instrucción y la disciplina de los hijos, no es una tarea fácil para los padres. En pedir sabiduría a Dios para hacerlo y buscar orientación en Su Palabra está la clave.

Diez mandamientos para los padres

1. Da un buen ejemplo
No espere que su hijo sea mejor de lo que usted es. Los padres que intentan enseñar principios y valores que ellos no practican, están peleando una batalla perdida. Los niños aprenden más por el ejemplo de sus padres que por lo que se les dice. El ejemplo produce impresiones prolongadas y profundas.

2. Preocúpate más por las relaciones que por las reglas
Los padres deben interesarse más en la formación y el afianzamiento de una relación sana entre ellos y sus hijos. Todas las reglas de nuestro hogar debieran someterse a esta prueba: ¿contribuye a fortalecer la relación de mi hijo con Dios y conmigo? Si un niño sabe que es amado y respetado como persona, es probable que no se rebele contra normas éticas. Pero el niño que no está seguro de que se le ama, muy a menudo quebranta las reglas porque se siente rechazado, y de ese modo manifiesta su ira.

3. Imparte fe
Los padres tienen la responsabilidad de impartir educación religiosa a sus hijos en el hogar. No se puede encomendar a otros. Alguien dijo: “Un gramo de madre vale tanto como un kilogramo de clérigo”. La iglesia sólo puede ayudar a los padres, nunca reemplazarlos. Por mucho que se estudie la Biblia, se cante y se ore en la iglesia, esto nunca remplazaría el estudio de la Biblia la oración y el canto en el hogar. Si la fe del cristiano no es real en su casa, no es real en ninguna parte.

4. Aprende a escuchar a tu cónyuge y tus hijos
Escuchar a otra persona significa reconocer su valor. Cuán importante es que respetemos las opiniones de los demás. Conocemos a otra persona sólo cuando la escuchamos.

5. Pasa tiempo con tus hijos
Los niños necesitan que sus padres jueguen con ellos, que salgan con ellos. Los años pasan rápidamente, y la oportunidad para estar juntos como familia, pronto quedarán en el pasado.

6. Reconoce tus defectos como padre
Los padres que se niegan a admitir sus errores, siempre terminan culpando en parte a sus hijos por sus deficiencias. Cuando los padres son conscientes en reconocer sus limitaciones, la vida familiar mejorará notoriamente. La familia depende de la gracia de Dios para su misma existencia.

7. Cultiva el sentido del humor
Necesitamos aprender a reírnos. La risa contribuye a desvanecer la frustración y desesperación acumuladas, y libera la hostilidad.

8. Trata a tus hijos con equidad
Un niño es un don único de Dios. No hay un niño igual a otro, cada uno tiene su propia individualidad. Debe amarse al niño por lo que él es, no por lo que se quiere que sea o llegue a ser. El buen padre ama a sus hijos a pesar de las imperfecciones de ellos. Cada uno es un regalo especial de Dios.

9. Disciplina a tus hijos
Disciplinar significa enseñar, orientar, comprender el desarrollo del niño, y su meta es lograr que llegue al autocontrol, al dominio propio; quien la recibe se siente seguro y confiado. La disciplina está estrechamente relacionada con el amor y la aceptación. Los padres que no disciplinan a sus hijos, en realidad no los aman.

10. Sabrás cuándo darles autonomía
El estar “atado al delantal de la mamá” es como tener un lazo alrededor del cuello. Los buenos padres aceptan los cambios que deben producirse en su papel con el transcurso del tiempo, y desean que sus hijos se vean libres de la dependencia emocional con respecto a ellos. Nada es más patético que ver a un adulto actuando como un niño simplemente porque sus padres no promovieron su autonomía. La protección excesiva es altamente dañina.

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